La
pesca comienza siempre en tierra firme
Por Moisés Mayán
Es un Bear Grylls
cubano, un scout tropical. Ordenado,
meticuloso, exacto. A sus 50 años Noel Zayas es un compendio de raras
aficiones: buceo, fotografía, dibujo, senderismo, espeleología, ciclismo,
excursionismo y pesca deportiva. Sin embargo el motivo de nuestra charla, que acontece
en el espacio informal de la amistad, se concentra en su auténtica pasión, el
coleccionismo de avíos de pesca.
“Cuando estudiaba
Geodesia y Cartografía en La Habana de principios de los 80, descubrí una
tienda de implementos deportivos en San Rafael, y compré lo que sería el primer
carrete de mi vida, un Delfín 8 soviético, allí comenzó esta historia”, me
explica tratando de rememorar con precisión cada detalle. “Por esos tiempos el
Campismo Popular acentuaba la imagen del hombre en contacto directo con la
naturaleza, y se podían adquirir a precios módicos herramientas necesarias para
acampar, pescar y cazar”. Después de su regreso a Holguín, Noel terminó
graduándose de Artes Plásticas, y desde hace más de 30 años trabaja como
instructor en la Casa de Cultura Municipal “Manuel Dositeo Aguilera”, pero
jamás ha renunciado a incrementar las piezas de su colección.
Solo había visto cuchillos
como los suyos en los documentales de Rapala VMC Corporation. “Aquí tenemos un Angler norteamericano para pesca con
caña, y este es un Kukry nepalí, un chuchillo de sobrevivencia”. Me quedo sin
habla mientras repaso el filo con la yema del pulgar. “Yo aprendí a pescar con spinning gracias al texto de Gonzalo
León Lanier, Lo que usted debe saber de
pesca, publicado por la Editorial Oriente en 1989, y comencé a dibujar mis
primeras especies de la ictiofauna cubana buscando mejorar las ilustraciones de
ese volumen”. Desde hace unos años Noel se ha granjeado prestigio entre los
montadores de varas y mecánicos de carretes de la región. “En la reparación y
montaje de varas me inicié a través de un artículo de José R. García González
publicado en una revista Juventud Técnica
de 1985, aunque también me sirvieron de mucho los consejos de quienes ya se
dedicaban a ese complejo oficio”.
Entra un momento a la
casa, cuando regresa deja caer en el suelo del portal dos carpas para acampar,
y me muestra el hacha combinada que adquirió en aquella tienda de San Rafael en
1981. “Conservo varios juegos de máscaras de buceo, ―tengo una Mare Vidra
italiana que lleva conmigo 25 años― patas de rana de distintos modelos y hasta
un traje isotérmico. Esas botellas de cerámica que decoran el estante las
encontré buceando en la costa de Camagüey”.
Los números de la
revista Mar y Pesca se apilan en el
librero, junto a los tomos de Sinopsis de
los peces marinos de Cuba, de Darío Guitar. “Esta es la invitación a la
premier del documental En canoa del
Amazonas al Caribe, basado en la expedición de Antonio Núñez Rodríguez; lo
exhibieron en el Castillo de la Real Fuerza en 1988”, argumenta mientras me
extiende un plegable amarillento. Noel no solo conserva los avíos de pesca,
colecciona además los embalajes, cajas, fundas y hasta los comprobantes de
pago. Mientras impartía talleres de dibujo en Caracas, logró hacerse de
valiosas piezas para su muestrario. “En Venezuela pude observar por primera vez
a los bagres manchados o surubíes como les llaman los nativos, y también probé
la carne de piraña, que es muy buena”, apunta complacido.
En su natal San
Andrés, descubrió esa sensación inenarrable que produce el pez anzuelado, luego
serían los pescadores en el malecón de La Habana, la tienda de San Rafael, la
experiencia de tomar en sus manos un carrete soviético, pretextos todos que lo
condujeron a dejar testimonio de su relación con las aguas. El hombre que bucea
hasta las cuevas de los pulpos para hacerse con los caparazones vacíos de los
moluscos, sueña con llegar este año a la cima del Pico Turquino en compañía de
su hijo menor. Su propia existencia es una alegoría de la vida. A veces estamos
en lo más profundo, removiendo el fondo, otras veces nos aguardan las cumbres.
El éxito radica en los recuerdos que decidimos archivar en la memoria como
constancia de nuestro paso por la tierra.
Que orgullo para mi poder leer este reconocimiento a quien representa un pilar dentro de los aficionados a la pesca deportiva en Holguín. Gracias Moisés por este artículo que trata de resumir la vida de un hombre que ha tratado de motivar y educar a la nueva generacion de pesacadores deportivos y de darle el valor merecido al arte de la pesca con todas sus aristas.
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