martes, 29 de marzo de 2016

ALEXIO GESSA Y EL CUBA SPINNING CLUB
 “EL SPINNING ES MITAD POR MITAD CHANCE PARA EL PEZ. SE ACABÓ LA CAÑONA”: Alexio Gessa.
NUNCA RENUNCIARÉ A CREER QUE EL DEPORTE DE LA PESCA EN CUBA SERÍA HOY OTRA COSA, DE HABER TENIDO CONTINUIDAD LAS INICIATIVAS DE ALEXIO GESSA”: Ismael León Almeida.
En el verano de 1956 Alexio Gessa comenzó a escribir la sección “Pesca en el mar” para la revista Fotos (1). No era una publicación cualquiera; la había fundado el reportero gráfico habanero José Agraz en 1945 como una revista foto-deportiva, pero en 1952 redefinió su perfil y se inclinó por la náutica recreativa, bajo la dirección de Ernesto Aguilera, un hábil cronista que en esa década estaba liderando la configuración del nuevo tema periodístico. La oportunidad era inigualable, porque en La Habana podían celebrarse hasta ocho torneos de pesca de agujas en el transcurso de dos meses de la corrida de los peces de pico, además de certámenes de velas y algunos de motonáutica. En contraste con el protagonismo de la pesca mayor, el joven Gessa traía el reto de los avíos ligeros, que poco a poco lograron hallar un espacio entre la afición, donde tanto pescador a cordel y algunos defensores de la pesca con boyas a la deriva se alineaban en las filas del deporte.
Alexio Gessa había presentado sus credenciales tres años antes (2), cuando cobró un robalo de 14 libras con línea de nueve libras, usando un equipo de spinning. La diferencia entre el peso del pez y la resistencia de la línea era lo de menos. Lo verdaderamente significativo era que un nuevo tipo de deportista se estaba gestando en la Isla, justo en una época en que la captura de “monstruos” de mil libras o más comenzaba a dar la pauta en los medios especializados y hasta en libros de gran tirada, hoy clásicos del tema, que los hacían trascender. Pausadamente, la nueva técnica y su filosofía –una relación con el medio acuático que también era algo más que calidad de equipos, buenos señuelos y sabias presentaciones-, ganaban adeptos. No masivamente, no estruendosamente, pero adeptos que veinte años después eran los maestros tras los cuales el spinning se difundió por el país desde el Malecón de La Habana, abarcando las mejores costas y los embalses donde la lobina negra boquigrande era el premio.
El domingo 15 de julio de 1956 dos agujas fueron cobradas con avíos de spinning. Dos socios del Spinning Club de Cuba, fundado ese mismo año, Emelio Gessa y Ricardo Ferrer, pescadores del muro litoral, lograron la meta que varios aficionados al avío de línea fina se habían propuesto. Estaban aburridos de los equipos de casting, con sus problemas de backslack, su poca capacidad  y sus tantas libras de resistencia de línea. A casting, Alexio Gessa había alcanzado el tope con un sábalo de 35 libras cobrado con nailon trenzado de 30 libras. Les alentaba saber que en Tampico, México, cogían agujas a spinning con nailon de 12 libras. Comenzaron a experimentar y ya cobraban picúas, bonitos, dorados, o volvían “de capotazo”.
El día de la excursión de Emelio Gessa y Ricardo Ferrer salieron a bordo de la embarcación de Pastor Morejón, navegado al este. Las varas habían sido ensambladas en la tienda de artículos de pesca Kon Tiki, en La Habana, y los carretes eran un Luxor francés, de 575 yardas de capacidad, y un Rummer de 400 yardas, la línea era nailon Perlón de 11 y ½ libras, pero reconocido como de 12, a los efectos de los récords. Como carnadas usaron bandas de agujones de 7 pulgadas de largo, en anzuelos 6/0, rectos, de Zane Grey, con un calasimbre de 12 pies de largo y 40 libras de resistencia.
El primer pez apareció detrás de la carnada de estribor a la altura de Bacuranao, nadando a favor de la corriente, lo que no era buen augurio, y en efecto profundizó y no volvió a vérsele. El patrón volvió a barrer la zona y entonces apareció en la superficie con una carnada en la boca. Emelio Gessa la estaba esperando, con la vara en la mano derecha, el devanador abierto y la cuerda en la mano izquierda para controlar la línea en la arrancada del pez. Clavó. Era una aguja blanca de 40 libras de peso: “pura dinamita”, dice el redactor del artículo de Fotos, titulado victoriosamente “Capturando agujas con equipos de spinning”. Cuando el pez profundizó, acompañado por el concierto de la chicharra del carrete, el pescador le aligeró el freno para evitar la rotura de la línea debido a la presión y peso del pez, e igualmente a la tensión provocada por las corrientes en la profundidad, explica Gessa, el redactor. El patrón de la lancha hizo el mismo juego que durante las capturas en base a equipos pesados: enfiló hacia la aguja disminuyendo todo el tiempo la tensión. Cuando retornó la aguja a la superficie, venía cansada y la subieron a bordo. ¡Así de sencillo!
Seguramente era bastante temprano, porque echaron de nuevo los cuqueadores al agua y recorrieron los hileros de la corriente del Golfo durante dos horas, hasta que picó otro pez, esta vez para Ferrer, una aguja prieta o de abanico. Cuando el pescador clavó el anzuelo el pez “salió buscando la superficie en forma fantástica, haciendo recorridos de ciento y pico de yardas por lo menos en la punta de la cola, como si fuese un escribano gigante”. Volaba “una y mil veces sin dar señal de cansancio, siempre perseguido por la lancha con todo el motor abierto”. Las 30 libras y un cuarto que pesó, eran netamente de energía. En total, este pez demoró 10 minutos en ser embarcado; el anterior, 20 minutos. Nada mal para una relación peso/resistencia de casi o más del triple. Nada mal, la primera vez que en Cuba se capturaban agujas con spinning y, como si fuera poco, el procedimiento quedaba sin pérdida de tiempo registrado en una revista.
Al mes siguiente (3) ya comenzaba el debate con los pescadores del clásico equipo de trolling, que tenían en La Habana varios clubes realmente influyentes y una flota de embarcaciones que nunca sintió pena de dejarse ver de sus iguales del norte. Alexio Gessa decía de ellos que para coger las mismas agujas pequeñas que los dos pescadores anteriores habían logrado a spinning, los sportmen usaban “varas que parecen postes y carretes 9-0”. Les hablaba el cronista de un pez de 82 libras capturado con sedal de 8 libras por un pescador americano y le contestaban: “chiripa” (casualidad). De una aguja de 201 libras con nailon de 12 (otra chiripa), y de un tiburón dientuzo de 265 libras con línea también de 12, pues tercera chiripa. Ellos habrían podido decir, también, que en sus filas tenían a Hemingway, pero Hemingway –envejeciendo junto a su Pilar- había comenzado su vida de pescador con una caña y lombrices a la orilla de un arroyo en el norte de Michigan, y tenía un par de ideas en cuanto a la deportividad.
Otro tipo de aficionados al spinning, ya con su nómina de maestros, eran los de orilla. Los récords personales mostraban un auge que todavía hoy conserva su lustre. Aladino Sánchez tenía un bonito de 15 libras. José Gómez Peña, que había hecho una marea de sábalos en Tallapiedra, bahía de La Habana, tenía récord nacional de aguají de 21 libras con nailon de 12 libras. Roberto García, una jiguagua de 18 libras y dos onzas y una pintada de 8 libras, ambas con línea de 18 libras.

El club
El primero lo nombraron Spinning Club de Cuba y su inscripción fue asentada en el  Libro 25, Folio 248, Expediente 17171, el 25 de mayo de 1956 (4); el organismo a cargo del trámite era el Registro de Asociaciones del Gobierno Provincial de La Habana. Algo sucedía con la nutrida concurrencia que acompañó a Alexio Gessa en la fundación de esta asociación, porque menos de dos meses más tarde acordaron disolverla, vender una embarcación que habían adquirido para uso de los socios y liquidar los fondos, transfiriendo un monto restante de los fondos sociales, de algo más de treinta pesos, a la Casa de Beneficencia.
Más de un año demoró. Época difícil, en la que todo debía lograrse en base al trabajo. Quien fuera uno de los más brillantes promotores de la pesca deportiva en Cuba, lo que probablemente lo pudo haber convertido en negociante de avíos, agente turístico especializado o funcionario de una entidad gubernamental, era un empleado del Hotel Nacional. Tenía una ventaja: estaba a unos pasos del Malecón.
El 29 de octubre de 1957 Alexio Gessa, acompañado por el abogado Dr. Felipe Atoy Vasconcelos, presentó en las oficinas del Registro de Asociaciones el proyecto de estatutos del Cuba Spinning Club (5). El documento expone que sus objetivos eran alentar la práctica de la pesca a vara y carrete, divulgar las normas de ética deportiva y la práctica de la conservación de las especies de peces del país, tanto marítimas como fluviales, y recabar tanto de afiliados como de aficionados en general el cumplimiento de las leyes de veda. Se proponían reglamentar competencias de pesca a vara y carrete con hilo del 12 o inferior y crear un sistema de marcas (records) según tipo de avío. También convocarían torneos y concursos anuales. Estaba explícitamente prohibido promover en el contexto del club actividades políticas, religiosas o comerciales, juegos ilícitos u otras prácticas lesivas de las buenas costumbres.
La inscripción fue asentada en el Libro 25, Folio 388, Expediente 17590. Tenía como sede social el inmueble sito en Jovellar No. 14 e/ Marina y Soledad, La Habana. Algo importante para la época: la cuota de entrada era de solo 5.00 pesos, moneda oficial, y el abono mensual de 60 centavos. En el acta de constitución hay 23 nombres, encabezados por Alexio gessa Albolate como presidente del club, el Dr. Vasconcelos como secretario, y Carlos Alfaya Pantaleón en el cargo de tesorero. Los respectivos segundos fueron Carlos Alfaya Arocena, el Dr. Amado M. Lay y Capestany y Emelio Gessa Hernández, primo de Alexio y uno de los dos que habían estrenado el spinnin como técnica de pesca de agujas en Cuba.
Poco se conoce de la vida posterior de este club, salvo que mantuvo su vigencia hasta unos años más tarde. El 6 de septiembre de 1960, Antonio Gómez Lesmes, jefe del departamento de Asociaciones del Gobierno Provincial Revolucionario, participa de oficio al presidente del Cuba Spinning Club la cancelación de dicha asociación, remitiéndole copia certificada de la Resolución 648. En la notificación de causas que relaciona dicho documento, se menciona que: “la institución mencionada no ha cumplido con lo dispuesto en la legislación sobre la materia, referente a la notificación de sus acuerdos, renovación de sus organismos de gobierno, remisión de balances, etc., por lo que aconseja su cancelación y en su oportunidad la disolución de la misma”.
La resolución es emitida por Héctor Ravelo Fortes, Comisionado del Gobierno Provincial Revolucionario, que no firma, por tratarse de una copia fiel que certifica
con su rúbrica el Sr. Elizardo Gil Xornas, Secretario de la Administración Provincial.
En sus proyecciones como comentarista del tema piscatorio en los medios, Alexio Gessa mantuvo una postura en defensa del medio natural y un avanzado orientador técnico en la deportiva modalidad que defendía. En mayo de 1957 escribía acerca de los efectos de la sobre la ictiofauna deportiva fluvial: “la desmedida ambición y la poca vigilancia” estaban acabando con el emotivo deporte de la pesca de truchas. Dice que en Semana Santa se venden en cajones a medio (6)  la libra y se pudren. Los pescaban con trasmallo, chinchorro, jamos, fijas, y había visto “...una marea de un chinchorro cerca de la laguna de Varacaldo, en la Ciénaga de Zapata y era más de 9 arrobas de boquigrande” (7).
Las recomendaciones de Gessa para la pesca del boquigrande a vara y carrete constituyen un hito histórico de la evolución del deporte de la pesca en Cuba, atendido en su momento: para la pesca en superficie proponía el Hula popper y el Jiterburg, todavía vigentes a inicios del Tercer Milenio, y otros como el Dalton Special, Zaragossa, Baby Lucky 13 y el Porter. A partir del mediodía planteaba que la trucha había que buscarla en aguas más profundas, con TinLiz, Super Duper número 6, Nylure, Creekchub, Wiggle dip, Bounch número 68, y cucharas Johnson y Pfluegger. Incluye en la nómina de herramientas el Hawaiian wiggler y, de la marca Mirrolure, los modelos 5, 15 y M 19, de dos onzas cada uno (8).
De un reciente libro sobre pesca deportiva publicado en La Habana, tomamos los últimos párrafos de esta remembranza: 
Luego de la fundación del INDER en 1961, Gessa se involucra en la organización de la Comisión Nacional de Pesca Deportiva y convoca las primeras competencias de este deporte; algunos recordaban décadas más tarde un certamen del sábalo organizado por él en la bahía de La Habana.
Dada su condición de aficionado en activo, más que de funcionario, en torno a Alexio Gessa se unen varios de los mejores pescadores del litoral citadinos, cuyos  nombres permanecen en la tradición oral de la hermandad costera: Roberto García, José Gómez Peña (Pepe Lujuria), José Quián (Cheo), Luis Arredondo y otros, cuya presencia en el carismático muro contribuyó a popularizar la pesca a vara y carrete en La Habana. Rolando Valdés del Campo, que formó parte de aquellas alineaciones del litoral urbano, guarda cálida memoria de Alexio Gessa, quien ya anciano y enfermo, le acompañaba al Malecón en silla de ruedas para verle pescar (9).

NOTAS
1- Alexio Gessa: “Capturando agujas con equipos spinning”. Sección “Pesca de mar”. Fotos, agosto 1956, páginas 30, (32).
2- “Hazaña deportiva”. Fotos, agosto 1953, página 40.
3- Alexio Gessa: “La eficacia del spinning”. Sección “Pesca de mar”. Fotos, septiembre 1956, páginas 32-34.
4- Archivo Nacional. Fondo: Registro de Asociaciones, Legajo 152, Expediente 2575.
5- Archivo Nacional. Fondo: Registro de Asociaciones, Legajo 149, Expediente 2471. 
6- Moneda de cinco centavos en Cuba.
7- Alexio Gessa: “La pesca del boquigrande”. Fotos, mayo de 1957, página 36.
8- Ibidem.
9- Técnicas y peces del aficionado cubano (Editorial Científico Técnica, La Habana, 2013, página 152)



1 comentario:

  1. Hola amigo, me gustan mucho tus articulos, los he leido todos, al menos lo de esta pagina y relacionados, pienso ir a cuba en octubre, a cojimar especificamente, donde naci y me crie y di mis primeros pasos en la pesca como todo cojimero que se respete, me pienso llevar mis avios (spinning) y como pretendo rentar un coche quiero ir a pescar a la Costa Sur de pinar, la habana o Matanzas, mientras menos kilometros me tenga que hacer mejor.....podrias aconsejarme algun punto bueno especifico? Muchas gracias de antemano
    joan

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