martes, 29 de julio de 2014



Pesqueros para vara y carrete
PALMAREJO
Palmarejo es el tramo de costa norte de la actual provincia de Mayabeque, ubicado entre las desembocaduras de los ríos Canasí y Puerto Escondido. Un sendero sombreado por la uva caleta va siguiendo el perfil costero y hay espacios bajo los árboles donde algunas familias y grupos de jóvenes acampan. El mar es de una pureza conmovedora, sobre todo cuando  viene uno de frecuentar orillas donde los desechos de la civilización se acumulan hasta que una temporada de fuerte oleaje los arrastra al océano o los sustituye por recalos ajenos.
El arrecife costero de Palmarejo muestra capas rocosas horizontales diferenciadas, superpuestas como un pastel; a veces suele aparecer alguna línea rojiza y la presencia de arena compacta entre capas de piedra. Suele haber nichos de marea fósiles. Tras la franja rocosa inmediata al agua, la vegetación comienza con un bien delimitado frente de uva caleta dispuesta de menor a mayor, formando un bisel que hace frente al viento con eficacia; luego el monte seco costero, entre cuyos componentes la vista descubre el almácigo y el guao de costa, se eleva por la ladera de las colinas del grupo orogénico Habana Matanzas, que acompaña a la línea litoral.
La costa es baja, con cornisas sobre los 3 m en algunos tramos y en suave declive al agua en las secciones más bajas. En algunos sectores la profundidad es considerable, como revela el intenso azul del mar, pero hay algunos tramos en los que es posible la pesca al vadeo, incluso hasta una rompiente al este de la boca del río Canasí. El abra del Canasí es uno de los accidentes costeros más notables de Cuba, distinguible por su nítida escotadura desde la distancia del horizonte.
A Palmarejo íbamos en los años noventa, buscando completar el conocimiento de una costa profunda que alcanza mayores cotas batimétricas en dirección a la bahía de Matanzas, de más de 500 metros de profundidad en su boca. Se halla el tramo, por cierto, en medio de dos zonas de campismo que integran en conjunto el llamado por entonces Litoral Norte de La Habana. El grupo del oeste estaba integrado por varios campismos desde el de Jibacoa al de Peña Blanca, y el del este por los de Puerto Escondido a El Narigón. La posibilidad de alojamiento ha sido habitualmente aprovechada por los que gustan el deporte de la pesca. El tramo libre cuenta con un acceso vial que sirve a unos pozos de petróleo en activo, cuya presencia no parece dejar hasta hoy huellas de contaminación ni conflictos por el acceso para los que quieren simplemente recrearse en este rincón natural.
Por las características de la orilla, es zona apropiada para la pesca a spinning, con un tramo total de unos siete kilómetros para ejercitar las piernas. Como es común en áreas de este tipo, puede hallarse el cibí amarillo, la barracuda y otras especies para capturar a señuelo artificial. A fondo y con carnada aparecen el ronco y sin ninguna duda también el pargo criollo en temporadas.





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